domingo, 2 de diciembre de 2007

Sueños de ficción


Hace un par de días tuve un extraño sueño que mezclaba la ciencia a ficción, la historia del cine y supongo, mis miedos.

Yo iba andando por la calle; como en una película veía las imágenes que registraban mis ojos, mi vista era la cámara: mis piernas vestidas por unos leggings negros, oscurísimos que dejaban entrever los tobillos, blanquísimos. Mis pies iban calzados con unos zapatos salón negros, regrísimos de tacón (???! Yo nunca o casi nunca llevo tacón).

Iba mirando al suelo y veía esa imagen, mis piernas avanzando por la calle gris y taciturna, y los colores de todo lo que observaba eran contrastadísimos, como si se tratara de una película expresionista pero realizada con la técnica actual: alta definición, contraste elevado y un ligero virado a sepia.
Veía esos pies, esos zapatitos brillantes.

De repente, vi una mujer sorprendente; tengo su imagen perfectamente grabada en mi cerebro: alta, con el pelo claro con suaves bucles enmarcándole el rostro. Ojos claros, piel pálida una sonrisa mona lisa; llevaba una capa gruesa creo, era invierno, hacía frío, un frío húmedo y desagradable que te calaba hasta los huesos.
Su imagen era en blanco y negro puro y algo desvaída. Me miró con su media sonrisa y su dulce expresión y me heló el corazón, era la muerte. 
Y porque yo la miraba o porque ella lo hacía o porque lo hacíamos las dos a un tiempo yo, me estaba transformando también en una imagen en blanco y negro. Súbitamente me elevé por encima del suelo -literalmente levité hacia arriba- (luego pensándolo, me di cuenta de que subía en el espacio vertiginosamente, como los personajes de Matrix) y me quedé flotando en la parte alta de un edificio, con esa mujer a mis pies ahora pequeña e insignificante. Entonces toqué con la palma de mi mano la pared rugosa y gris de cemento de ese edificio y volvió poco a poco el color a mi ser.

En ese momento desperté, con el corazón acelerado y empapada de un sudor frío causado por al imagen de esa joven mujer que todavía ahora, al recordarla, me hiela el corazón.

Era la muerte o algo muy oscuro e inquietante y su apariencia era tan dulce, tan suave, tan...encantadora...
Solo su falta de color y esa ligera transparencia la delataba y le daban un aire de otro mundo.

Luego tuve miedo de volver a dormir, por si en sueños volvía la extraña mujer. Conseguí retomar mi sueño. Ella volvió. Desperté de nuevo. Volví a dormir. No ha vuelto más.

Pero aún pienso en ella...
Y tengo miedo...

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